Lupercales

Las Lupercales eran festividades antiguas (paganas) celebradas en la Roma antigua, específicamente el 15 de febrero (para otros historiadores era el 14 de febrero). El consenso por parte de algunos historiadores es que esta festividad empezaba el 13 de febrero y duraba hasta el 15. Estas festividades estaban dedicadas a la fertilidad, la purificación y la protección contra los males, y estaban asociadas con la loba que, según la mitología romana, amamantó a los gemelos Rómulo y Remo, fundadores de Roma.

La palabra "Lupercales" se deriva del término latino "Lupercalia", que a su vez tiene su origen en "lupus", que significa "lobo". La festividad comenzaba con rituales de purificación llevados a cabo por sacerdotes llamados luperci en una cueva legendaria llamada Lupercal, ubicada en el monte Palatino. Se cree que esta cueva era el lugar donde la loba amamantó a los gemelos Rómulo y Remo.

Durante las Lupercales, los sacerdotes realizaban sacrificios de animales, generalmente cabras y perros, y luego cortaban las pieles de los animales sacrificados en tiras. Luego, los luperci, vestidos solo con las pieles de los animales, corrían por las calles de Roma, golpeando a las mujeres con las tiras de cuero, en un acto que se creía que confería fertilidad y protección contra el mal.

La festividad también incluía rituales para la salud y la fertilidad, y se consideraba una celebración de la primavera y la renovación. Aunque las Lupercales eran populares en la antigüedad, fueron prohibidas por el papa Gelasio I en el siglo V d.C. cuando el cristianismo ganó influencia en Roma. La prohibición llevó a la eventual desaparición de esta festividad pagana, pero su influencia perdura en la historia y cultura romana.

Dato extra

Cuenta la tradición que en el Ruminal (situado en el monte Palatino) existía un árbol de higuera cuyas raíces detuvieron la cesta que albergaba a los gemelos Rómulo y Remo. Bajo la sombra de esta venerable higuera, conocida como Ruminalis, se inauguraba la celebración con una ceremonia dirigida por un sacerdote. En esta ceremonia se sacrificaba una cabra, y luego el mismo sacerdote tocaba la frente de los luperci con un cuchillo impregnado en la sangre del sacrificio, eliminando la mancha con un mechón de lana empapado en leche de cabra. En ese momento, los luperci estallaban en una risa ritual. Acto seguido, se formaba una procesión con los luperci desnudos portando tiras o correas confeccionadas a partir de la piel de la cabra recién sacrificada. Con estas tiras azotaban las manos y espaldas de las mujeres que se encontraban en el camino, dispuestas a participar en la ceremonia como parte de un rito destinado a fomentar la fertilidad. Además, se consideraba que esta práctica tenía un componente purificador, conocido como februatio.

Fuentes bibliográficas

Cornell, T.; Matthews, J. (1989). Roma. Legado de un imperio. Barcelona: Círculo de Lectores. 

Grimal, P. (1986). Diccionario de mitología griega y romana. Buenos Aires: Paidós Ibérica, S.A. 

Guillén, J. (1994). Urbs Roma. Vida y costumbres de los romanos III. Religión y ejército. Salamana: Ediciones Sigueme, S.A. 



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