«El psicópata ortográfico»
Cierto
día, la periodista Tatiana Páez fue a entrevistar al profesor Misari en su
casa. Más precisamente, en su biblioteca. La periodista quería conocer detalles
sobre el próximo libro que el profesor publicaría sobre redacción jurídica. Sin
embargo, mientras las preguntas iban y venían, el profesor se detenía a
explicar los errores ortográficos y gramaticales que muchos abogados suelen
cometer al redactar.
En un
momento de la entrevista, el profesor comentó:
—Son
muchas las personas que no saben cuándo emplear correctamente las formas por
qué (con tilde), por que (sin tilde), porque (junto, sin
tilde) y porqué (junto, con tilde).
—¿Y eso a
qué se debe? —preguntó Tatiana.
—La razón
principal es el desconocimiento del uso adecuado de cada una de ellas. Pero ¿sabías
que hubo un hombre que mataba personas solo por el placer que eso le producía?
—¿Y eso
qué tiene que ver con el tema? —preguntó, desconcertada, la periodista.
—Resulta
que este asesino no era cualquier sujeto que anda suelto por la calle. Era un
profesor de gramática y ortografía, un profesional de la escritura. Lo
atraparon un sábado por la tarde mientras compraba libros en una feria. La
policía ya seguía sus pasos desde hacía algún tiempo.
—¿Un
profesor de gramática y ortografía era el asesino? —insistió Tatiana.
—Sí, así
es. Pero ¿sabes qué fue lo curioso, lo realmente anecdótico?
—¿Qué
cosa, profesor?
—Cuando
comenzaron a interrogarlo sobre el por qué mataba personas, él no dijo
una sola palabra. En lugar de eso, respondió por escrito. Y lo hizo empleando
los cuatro: porqué, por qué, porque y por que... no
solo de forma correcta, sino impecable. El capitán de policía que lo
interrogaba le formuló la siguiente pregunta:
—¿Por qué
lo hiciste?
El
asesino tomó papel y pluma y escribió su respuesta:
—Hace
tiempo que no mato a alguien; ese es el motivo por que quiero matar hoy.
El
capitán leyó la frase, perplejo ante la frialdad del sujeto. Aun así, prosiguió
con el interrogatorio:
—¿Matas porque
te pagan o por qué lo haces?
—Me gusta
matar. He ahí el porqué quiero salir a matar.
—Pero ¿por
qué quieres matar?
—Me
preguntas: “¿por qué quieres matar?”
—Así es
—respondió el capitán.
—Simplemente
lo hago porque me gusta.
Una vez
que el capitán terminó de leer la última respuesta, el profesor de gramática se
abalanzó sobre él y lo estranguló con tal fuerza que lo mató. De inmediato, los
otros policías que estaban fuera de la sala de interrogatorios ingresaron,
redujeron al asesino, lo esposaron —con triples esposas— y lo trasladaron a una
celda.
Uno de
los agentes recogió las notas que el asesino había escrito y se las guardó en
el bolsillo. Al terminar su turno en la comisaría, llevó consigo ese papel a su
casa. Al llegar, lo primero que hizo fue mostrárselo a su esposa. Ella quedó
impactada… pero no tanto por la brutalidad del crimen, sino porque se
dio cuenta de que los usos de por qué, por que, porque y porqué
eran correctos.
—¿Y cómo
supo la esposa del policía que estaban bien escritos? —preguntó Tatiana,
intrigada.
—Por dos
motivos: primero, porque ella es profesora de Redacción General; y segundo,
porque fue la exenamorada del asesino, en los años en que ambos estudiaban
Lingüística en la universidad. Pero eso… jamás se lo comentó a su esposo.
Fin
Cuento escrito por David E. Misari Torpoco
Abogado y docente de Redacción Jurídica
Escrito el 12 de noviembre de 2021
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