El humanista que fue acusado de publicar un libro y sostener que fue escrito por Cicerón

Si no estás familiarizado con los textos de la Edad Moderna y no eres un ávido lector de los textos clásicos, quizá el nombre de este personaje te resulte extraño o desconocido. Sin embargo, la historia lo considera como uno de los mejores humanistas y uno de los más destacados profesores de griego antiguo que el siglo XVI pudo concebir. No obstante, existe un pasaje oscuro en la vida de este hombre. ¿Sabes a quién me refiero? Se trata del humanista Carlos Sigonio.

Seguramente, la pregunta que te haces es ¿qué tiene que ver este humanista con el derecho? La respuesta es simple. Mientras me dediqué a traducir una obra de Hugo Grocio del latín al español, encontré que el jurista neerlandés cita un pasaje que hace referencia a la obra De regno Italiae[1] la cual pertenece a Carlos Sigonio. Pero ¿quién fue Sigonio?

Se sabe que nació en Moderna (Italia) en el año 1524 y aprendió griego bajo la instrucción de Franciscus Portus[2] de Candia. Además, Sigonio asistió a las escuelas filosóficas de Bolonia y Pavia. En el año 1545 sería elegido profesor de griego para suceder a Portus. En 1552 fue nombrado profesor en Venecia y posteriormente en Padua (1560).

1  Disputa con Robortello  

Uno de los primeros episodios agrios de la vida de Sigonio empezó con la disputa con Robortello[3] a quien lo llamaban Canis grammaticus (el perro gramático) por su severo, exigente e irritante carácter.

La disputa que Sigonio tuvo con Robortello se debió a que, Sigonio, publicó una obra titulada De nominibus romanorum y en ella, corrigió varios errores de una de las obras de Robortello que trataba sobre el mismo tema, dándole a entender que de «gramático» no tiene nada. Robortello quedó sorprendido pues su amplia trayectoria, no solo como autor, sino como traductor y editor estaban en juego. No obstante, lo que hizo Sigonio fue aclarar con algunos datos más precisos lo que Robortello había escrito de manera general, de tal modo que la reputación de Robortello no se mancilló.

2  Acusado de publicar un libro que Cicerón no escribió

A lo largo de su vida, Sigonio tuvo varias polémicas literarias, pero la más significativa fue esta. En el año 1583, Sigonio editó un manuscrito que ‘supuestamente’ era una obra muy buscada escrita por Cicerón titulada Consolatio. Sobre esta obra se dijo que fue un escrito de Cicerón para aliviar el dolor que sintió por la muerte de su hija Tulia. Sigonio sostuvo que se basó en un texto encontrado por un librero «desconocido» de nombre Vianelli. Este texto fue publicado en Venecia.

Cuando varios humanistas empezaron a leer la edición de Sigonio, comenzaron las sospechas por la autenticidad del manuscrito y empezaron a cuestionar la credibilidad de Sigonio, a lo que él se defendió y sostuvo que si bien, el texto no era genuino, al menos era digno de Cicerón. Sin embargo, humanistas y destacados historiadores y filólogos como Riccoboni[4], Justus Lipsius[5] y otros, acusaron a Sigonio de haber escrito ese libro y tratarlo de hacerlo pasar como si fuera el texto de Cicerón. Estos otros humanistas acusaron a Sigonio de pretender engañar a la cultura y obtener más prestigio y reconocimiento académico para que sus obras tengan mayor difusión por toda Europa. Obviamente, Sigonio negó la acusación que argumentaban en su contra. Debido a este episodio, los otros humanistas empezaron a dudar de la credibilidad u originalidad de sus otras obras, sin embargo, bajo ciertos estudios rigurosos a las otras obras de Sigonio se pudo demostrar que aquellos textos eran auténticos, propios del autor.

Pasó el tiempo y poco antes de morir, una vez más, Sigonio, en el último año de su vida tendría otra disputa literaria, tal como lo explica Chisholm en la Enciclopedia Británica. Sigonio fallece en una casa de campo en Moderna en el año 1584.

Si te preguntas «al final ¿qué pasó con aquel texto atribuido a Cicerón?», la respuesta es que el manuscrito original nunca se produjo. La obra de la que Sigonio hizo gala, actualmente, se considera ahora universalmente como una falsificación, sea quien sea su autor.

Escrito por David E. Misari Torpoco

17 de noviembre de 2021



[1] Texto citado por Grocio en su obra Mare Liberum, cap. I.

[2] Fue un destacado humanista renacentista y profesor de griego clásico greco-italiano. Durante los años 1526 a 1535 se destaca su importante labor como copista de manuscritos griegos.

[3] Francesco Robortello (1516-1567). Fue un destacado humanista del renacimiento italiano. Pasó a la historia por ser editor y redescubridor de algunas principales obras clásicas, entre ellas, fue el primer editor del texto de Longino titulado De lo sublime y por trabajar comentarios a la Poética de Aristóteles. Enseñó filosofía, retórica, ética, latín y griego en las universidades de Lucca, Pisa, Venecia, Padua y Bolonia.

[4] Antonio Riccoboni (1541-1599). Fue un destacado erudito, historiador y humanista italiano. Redactó comentarios a las obras de Aristóteles (Poética y Ética a Nicómaco). Entre sus obras se destaca la publicación De Gymnasio Patavino (1598).

[5] Justus Lipsius (1547-1606). Fue un filólogo y humanista flamenco. Actualmente, considerado como uno de los eruditos más prestigiosos del siglo XVI. Recibió una sólida formación clásica con los jesuitas especializándose en la literatura latina y griega. En la literatura y filosofía romana se especializó en trabajar comentarios y análisis a las obras de Séneca y aplicar a su vida las enseñanzas estoicas. Enseñó Historia en la universidad y al final de sus años fue profesor de Latín en la universidad de Lovaina.


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