Es lamentable saber que el trabajo de los abogados, para muchas personas, sea menospreciado o desvalorizado. Vivimos en una sociedad donde los conflictos familiares, sociales y políticos son el pan de cada día y ni siquiera la pandemia (por más fuerte que haya sido) logra evitar que estos conflictos desaparezcan. Si una persona se enferma acude al médico, pero si una persona tiene un conflicto legal, entonces recurre a un abogado. Si bien, los abogados somos reconocidos por ejercer la profesión mediante el litigio (de ahí lo de abogado litigante) no es la única manera de ejercer la profesión, pues también existen abogados que nos dedicamos a la cátedra (ejercer la docencia), la investigación (escribir para publicar artículos y libros), las asesorías (personales y grupales) y a aquellos que, luego de haber ejercido la profesión, por algunos años, postulan a ser notarios, fiscales y jueces.
Tal como pueden leer, la labor del abogado no solo
cumple un solo rol y por ello, no debe ser desvalorizado. Habrá pues que tener
cuidado con aquellas personas que nos busquen solo para asesorarlas o resolver
sus consultas de manera gratuita. Estas personas no saben todo el esfuerzo,
estudio, dedicación y empeño que atravesamos mientras estudiábamos la carrera
en la universidad, pues desconocen todo el sacrificio que hicimos para comprar
libros, pagar la mensualidad o inscribirnos en cursos, talleres y diplomados
con el fin de adquirir mejores conocimientos y especializarnos en alguna
materia de nuestro interés. En otras palabras, invertimos en nuestra educación,
pues muchas veces quizá nos quedamos sin comer o sin pasaje con tal de invertir
lo poco que teníamos para capacitarnos, pero esto, como mencioné, parece poco o
nada importar a los clientes que piensan que «cobramos mucho», porque queremos
sacarles dinero.
No obstante, en honor a la verdad, existen profesionales
de todo tipo y lamentablemente, como en toda profesión, siempre existen malos
elementos que —efectivamente— cobran mucho y no hacen nada, pasean a los
clientes, otros que «cobran bien» y dicen «estar trabajando en el caso», pero
cuando revisas sus redes sociales, en realidad, no trabajan, sino que se van de
viaje con el dinero cobrado y cuando sus clientes lo llaman para saber sobre su
caso, simplemente no le contestan o si se les escribe por WhatsApp, los dejan
en visto. Queda aclarar que aquí, en este escrito, no me refiero a estos malos
elementos que lejos de ser buenos profesionales, son los que nos crean una mala
reputación, pues no me refiero a estos, sino a los abogados que realmente se
esforzaron y sacrificaron para seguir adelante. En otras palabras, con este
escrito, me refiero a los varones y mujeres que empezaron desde abajo a
estudiar la carrera con honestidad y pundonor, incluso, varios de ellos,
tuvieron que trabajar y estudiar para costearse la carrera, por lo que ahora
son profesionales destacados y reconocidos.
A estos abogados que empezaron desde cero, a ellos
que se esforzaron por culminar sus objetivos, sus metas y lograron concretar su
titulación con base en el estudio, la perseverancia, el sacrificio y sobre todo
la disciplina, dirijo este escrito. Así pues, los clientes deberían cambiar de
mentalidad y aprender a pagar lo que el trabajo del abogado realmente lo vale,
pues si a un abogado le pagan una buena suma por su labor, entonces también, el
abogado debe retribuirle con un excelente trabajo, ya que con esto no solo
ganarás la confianza de ese cliente, sino que te podrá recomendar con otras
personas. El buen abogado trabaja no por el dinero que obtendrá, sino por el
hecho de cumplir bien su trabajo. El buen abogado cobra lo que tiene que
cobrar, pues no solo invertirá su tiempo, sino sus conocimientos y aplicará la
manera de darle solución al problema. Si una abogado no cobra o cobra poco,
entonces se condena a cobrar poco siempre y a que los clientes piensen o crean
que tu trabajo no tiene valor. No permitas que los clientes piensen que las
horas que pasaste estudiando en la universidad y las noches que te desvelaste,
no sirven de nada.
Recuerda que como profesional y servidor de la
justicia eres muy valioso para la sociedad, pues como abogados (al igual que
los médicos) somos realmente necesarios.
Escrito por David E. Misari Torpoco
9 de setiembre de 2022
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Extracto
del futuro libro del profesor Misari titulado De mors iuris o sobre la muerte
del derecho que se publicará el 2023.
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