Actualmente, existen algunos abogados que no saben diferenciar entre el «discurso oral» y el «discurso escrito», pues piensan que «tal como se habla, así se debe escribir», pero no es así.
Como profesionales del derecho, lo primero que debemos saber es que el discurso oral y el discurso escrito poseen diferencias muy marcadas. De varias que existen, aquí te compartiremos algunas para que las tengas en cuenta a la hora de redactar tus escritos.
El mensaje
En el discurso oral, el mensaje viene a ser el principal medio para comprender al otro, pues lo que se transmite recae en el aspecto auditivo.
En cambio, en el discurso escrito lo que impera es el canal visual, pues este nos permite transmitir más información y detallada al momento de redactar.
La interacción
En el discurso oral, como abogados sabemos que la comunicación es espontánea, debido a que el emisor puede interactuar directamente con su audiencia o su patrocinado. En una audiencia, el abogado puede hacer uso de gestos, expresiones, ademanes y si es más perspicaz, sabrá interpretar la reacción de los receptores. Incluso, mediante la observación a la expresión del juez o del procesado, podrá cambiar el tono de voz o asumir otra postura.
En el discurso escrito no existe esta interacción directa con los receptores, esto es, que no hay espontaneidad, puesto que al plasmar por escrito los fundamentos de alguna demanda (la narración de los hechos) lo podrá redactar de manera detallada, incluyendo lo más importante o relevante para el caso. Incluso, si se equivoca al redactar algo, podrá revisarlo con calma (releer) y mejorar el escrito, corroborar que se puede corregir y modificar cuantas veces sea necesario.
El tiempo
En el discurso oral no hay tiempo para planificar o estructurar las ideas, pues muchas veces (incluso), el abogado deberá improvisar o ser más espontáneo con sus palabras (claro, sin caer en burdas exageraciones o mentiras al momento de narrar o explicar los hechos).
En el discurso escrito si puede planificar lo que redactará. Aquí, el tiempo es amigo del abogado si y solo si trabaja su escrito con anticipación y mejorar (tras una o dos revisiones) lo que ya redactó. Y si somos más explícitos con este punto, todo buen estudio jurídico debería contar, como parte de su equipo, con abogados que sepan de redacción y lenguaje jurídico para que sus escritos no presenten errores ortográficos ni gramaticales.
El contexto
Si un abogado pretende que el discurso oral pueda ser entendido, entonces será menester que se presente una situación comunicativa entre el abogado (emisor) y las partes o el juez (receptores).
En el discurso escrito, el abogado como emisor debe crear el contexto para que el receptor (sean las partes o el juez) puedan entenderlo. Para esto será menester que el abogado aplique las tres características del lenguaje jurídico: claridad, brevedad y concisión, las cuales detallamos y explicamos en nuestro libro de Redacción Jurídica (pp. 20-21).
Por último, existen más diferencias que se presentan en ambos tipos de discursos, pero si deseas aprender más y de manera personalizada o grupal, contáctanos para ofrecerte nuestros servicios de asesorías en redacción jurídica. Te ayudaremos a que tus escritos queden redactados de manera óptima, seria y profesional.
Escrito por David E. Misari Torpoco
Abogado y profesor de Redacción Jurídica.
22 de abril de 2022
0 Comentarios