Es difícil
determinar quién fue el primer abogado en la historia, puesto que la práctica
de la abogacía ha existido de diversas formas en muchas culturas a lo largo del
tiempo. Sin embargo, uno de los primeros ejemplos conocidos sobre abogados
proviene del antiguo Egipto, donde se desarrolló un sistema jurídico complejo. En
el antiguo Egipto no había abogados (tal como lo conocemos actualmente). Si
existía un sospechoso de algún delito, este era interrogado por la policía (ejemplo:
los sa-per) y el juez (seb) en el tribunal, y se invocaban a
testigos para que declararan a favor o en contra del acusado. También se sabe
que había personas especializadas en brindar asesoramiento legal y representación
en los tribunales, figuras como el chaty (sacerdote de Ma’ at y primer ministro
de la Corte del Faraón) y el seb (juez de primera instancia). No obstante, cabe
la posibilidad de que el chaty o el seb tuvieran (quizá) que actuar como
abogados en algunas ocasiones.
Por otra
parte, en la antigua Grecia y Roma, también había individuos que asumían roles
similares al de los abogados modernos (es importante destacar lo de «roles
similares al de los abogados modernos», pero no son abogados propiamente). Por
lo tanto, no existe algún registro donde figure que existió un «primer» abogado
en la historia en el sentido estricto, pero podemos identificar prácticas de
ciertos personajes que ejercían funciones similares a las de los abogados
contemporáneos en algunas sociedades antiguas.
Esta es la razón por la que un investigador de la historia del derecho
(o un investigador jurídico) que se considere serio, jamás daría por asentado
sostener a un personaje histórico como «el primer abogado de la historia» en un
sentido profesional. Escribo sobre esto, porque en la página Tirant lo Blanch
mencionan a Pericles como «el primer abogado del mundo» y en la página Derecho
y Negocios sostienen prácticamente lo mismo que Tirant lo Blanch, excepto en
una parte en la que sostienen que Pericles tuvo «una reputación como orador y
defensor muy grande», pero no menciona que fue «abogado». Lo lamentable es que en
muchas otras páginas de internet y en varias publicaciones de Facebook, se
comparte esta ‘información’.
Ahora bien, una cosa es ‘considerar’ a Pericles como el primer abogado
del mundo o de la historia y otra, muy distinta, afirmar, aseverar o asegurar que
realmente lo haya sido. Para empezar, en la antigua Grecia no existió la
carrera de Derecho, esto es, no existieron lugares de formación profesional (lo
que actualmente denominamos universidades) en la que se demuestre que Pericles
haya estudiado la carrera de Derecho. Es más, en la antigua Grecia, el acusado
se defendía a sí mismo y en caso de que no pudiese hacerlo, lo hacía algún
amigo o vecino que testificara a su favor para disculpar al imputado del
supuesto delito cometido. Por su parte, en la antigua Roma, ese vecino o amigo
se fue profesionalizando y acabó por ser un intermediario en numerosos pleitos
(litigios) que le daban presencia social y prestigio. Sin embargo, es preciso
recordar que, para ser abogado en la parte occidental del imperio romano, solo
se exigía dominar oratoria y retórica; mientras que para ser «advocatus»
en el imperio de oriente, se debía estudiar cuatro años Derecho en alguna
conocida escuela como las que había en Constantinopla y Alejandría. Se sabe que,
en estas «antiguas universidades», el plan de estudios era de cinco años y
culminaba con un examen final.
Entonces, si en
la antigua Grecia no existían estas escuelas para estudiar Derecho, ¿cómo
consideraron a Pericles como el primer abogado del mundo o de la historia?
Simplemente, lo consideran así, porque Pericles, para empezar, poseía una
personalidad imponente y se caracterizaba por reflejar los rasgos de un líder y
una persona que dominaba la oratoria, motivo por el que Tucidides sostiene que
Pericles «no era arrastrado por el pueblo, sino que era él quien lo guiaba»,
pero recordemos que también hubo otros griegos que dominaban la oratoria,
incluso más que Pericles y no por eso fueron considerados como abogados.
Por otra
parte, no se debe confundir la palabra «abogado» con la de «logógrafo», puesto
que, en la praxis jurídica de la antigua Grecia, los logógrafos eran los
escritores a quienes contrataban las personas que disputaban un litigio y estos
(los logógrafos) solían escribir discursos para que los litigantes recitaran de
memoria y así defenderse ante los tribunales. Es por eso que muchos logógrafos
lograron acceder a ciertos cargos políticos, debido a sus discursos escritos
que servían para defender a las personas, sobre todo a los políticos que, por
algunas disputas, eran perseguidos. Sobre los logógrafos si existen registros y
evidencias históricas, entre ellos, tenemos a Antifonte de Atenas (480 a.
C.-410 a. C.) quien fue uno de los primeros logógrafos jurídicos (ojo: no fue
el primero, sino, uno de los primeros). También tenemos a Demóstenes, Hipérides
(quien con sus discursos escritos defendió a Friné), Dinarco, Isócrates y
Lisias (quien iba a defender a Sócrates, pero el filósofo no quiso).
Por cierto,
la palabra correcta es «logógrafo» (con “G”) y no «lológrafo» (con “L”). La
etimología de «logógrafo» proviene del griego λογογράφος, logográphos,
compuesto de λόγος, lógos, que aquí significa «historia», «prosa», y
γράφος gráphos, de γράφω grápho que significa «escribir», razón por
la que el «logógrafo» era «el que escribe con prosas [buenos] discursos».
Lamentablemente,
Pericles tampoco fue un logógrafo. Pericles solo fue un general, político y orador
ateniense a quien le atribuyen lo de jurista y magistrado. Ahora bien, la
palabra «jurista» si encierra el significado de abogado, pero si revisamos lo
antes mencionado y sabemos que en la antigua Grecia no existía la profesión de
abogado como tal, entonces el término de «jurista» como «abogado profesional»
no va por ahí. No obstante, la palabra «jurista» también posee un segundo significado
«aquella persona que tenga alguna relación con el desarrollo o la aplicación
del ordenamiento jurídico, como juez, funcionario, profesor universitario o
investigador». Bajo esta segunda acepción, lo más probable es que Pericles haya
ejercido alguna de estas funciones como la de juez o un alto funcionario que
conocía de leyes y derecho, incluso, ejercer la función o cargo de magistrado,
como bien sostiene Aristóteles en la Política
(1322b) para referirse a los hombres que tienen el privilegio exclusivo de
entender en todos los juicios. Entonces decir o mencionar que Pericles haya
sido «el primer abogado del mundo» o «profesionalmente un abogado» no serían
las palabras correctas, pero si la de un jurista o magistrado bajo la segunda
acepción ya mencionada.
Ahora bien, ¿de
dónde proviene la idea de considerar a Pericles como «abogado»? En el texto Government in Athens (pp. 122-123) de Malcolm F. McGregor y en el artículo Pericles Monarchos (pp. 76-77) de Morrison, proponen que Pericles
pudo haber poseído un lado carismático y ser una persona muy persuasiva para
convencer a otras por las que actuaba como abogado ante las propuestas de sus
consejeros o para defender problemas del pueblo. Estos críticos del siglo XX,
al referirse a Pericles, sostienen que este «actuaba como abogado», pero no
precisamente especifican a que sea un abogado profesional. En otras palabras,
una persona puede actuar o tomar la actitud de un ingeniero cuando se le
consulta sobre el plano de una casa, pero no, necesariamente, significa que esa
persona sea un ingeniero profesional. A lo mejor solo posee muchos
conocimientos de ingeniería, pero no es un ingeniero como tal.
Conclusión
Lo más
apropiado sería decir que Pericles «actuaba como abogado» o «ejercía como
abogado», sin serlo de manera profesional debido a que en la antigua Grecia no
existía la profesión de abogado como tal. Así también, sería apropiado sostener
que Pericles fue uno de los primeros oradores que «actuaba como abogado» o «ejercía
como abogado» y no afirmar que fue «el primer abogado del mundo» o «el primer
abogado de la historia», pues como bien se mencionó, en el antiguo Egipto
existieron personajes que también actuaban como abogados o como ministros de
justicia en algunas ocasiones.
Fuentes bibliográficas
·
Aristóteles (1988). Política. Trad. M. García Valdés. Madrid: Gredos.
·
McGregor, Malcolm F. (1987). «Government
in Athens». The Athenians and Their
Empire / Malcolm F. McGregor. Vancouver: University of British
Columbia Press, Web.
·
Morrison J. S. (1950). «Pericles Monarchos». The
Journal of Hellenic Studies. 70, pp. 76-77. doi:10.2307/629294
·
Misari Torpoco, David E. (2021). Teoría
mitológica del derecho. Santiago: Ediciones Olejnik.
·
Thucydides (1942). The
Peloponnesian War, Historiae in two volumes. Oxford, Oxford University
Press.
2 de abril de 2024
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