El problema de los arcaísmos jurídicos

Todo docente especializado (auténticamente) en Redaccón Jurídica sabe que el problema de los arcaísmos en los escritos jurídicos abunda. 

¿Qué son los arcaísmos?

Los arcaísmos jurídicos son términos o expresiones legales que han caído en desuso en el lenguaje jurídico contemporáneo debido a cambios en la legislación, evolución del idioma o adaptación a formas más modernas de expresión. Estos términos suelen pertenecer a épocas anteriores y, aunque puedan entenderse, se consideran obsoletos o anticuados en el contexto jurídico actual.

Por este motivo es importante que se estudien los arcaísmos para saber evitarlos y redactar los neologismos que se encuentran en el DPEJ. Este problema (de los arcaísmos) afecta al lenguaje jurídico y por ello leamos lo que el director de la RAE Santiago Muñoz nos dice:

«El lenguaje jurídico utiliza con frecuencia términos arcaicos, expresiones añejas y formulismos que no pertenecen al lenguaje común. Son sedimentos seculares [...] que ya no son comprendidos o resultan extraños al ciudadano medio. El problema no reside [...] en los términos que definen conceptos, sino en la utilización de expresiones, giros, fórmulas, arcaísmos [y otros]. La concentración de arcaísmos, unida a la longitud excesiva de los párrafos entre puntos, hace que el lenguaje jurídico tienda a ser pesado, farragoso, oscuro e incluso críptico». (1)

¿Por qué debemos evitar emplear arcaísmos en los escritos jurídicos?

En el ámbito jurídico, el uso de arcaísmos puede dificultar la comprensión y aplicación de la ley, ya que la claridad y precisión son fundamentales en la redacción jurídica. Es por eso que el DLeg 1342 en su artículo 4 sostiene que se deben evitar emplear arcaísmos en los escritos judiciales.

Muchos sistemas jurídicos han trabajado para modernizar su lenguaje y eliminar arcaísmos en aras de una comunicación más efectiva y accesible para todos los ciudadanos.

(1) Muñoz Machado, Santiago (Dir.). «Libro de estilo de la justicia», Barcelona: RAE, Espasa, 2017, pp. 4-5.


Escrito por David Misari Torpoco
Abogado y docente de Redacción Jurídica

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