Actualmente, vivimos en una época invadida por los avances
de la tecnología. La mayoría de información, por no decir ‘casi todo lo que
existe’, uno la puede encontrar en Internet. De esta manera, los libros
(especialmente en físico) van quedando de lado y esto, para los que somos de la
carrera de Derecho, es algo ‘normal’. La percepción de que los abogados
peruanos «leen menos o poco» podría deberse a varios factores, que incluyen
cambios en la educación, una mala disciplina, la invasión de la tecnología, el
ocio de las redes y la falta de cultura como parte de la formación de un
abogado. Es por eso que a continuación te comparto seis factores que quizá son
los causantes de que los abogados lean cada vez menos.
1.
La abundancia de recursos y datos disponibles en
línea puede llevar a una disminución de la lectura en profundidad. Los abogados
pueden preferir buscar información rápida a través de la internet, en lugar de
leer extensos textos jurídicos y ni qué decir de frecuentar bibliotecas.
2.
La presión por cumplir con plazos ajustados y
manejar una gran cantidad de casos puede dejarles menos tiempo para la lectura
académica o de actualización profesional.
3.
Los cambios en los programas de estudio pueden
influir en los hábitos de lectura. Si los planes de estudios se enfocan más en
habilidades prácticas que en la teoría, los estudiantes pueden desarrollar
menos el hábito de la lectura profunda. Si bien, la práctica en el derecho
(sobre todo para los litigantes) es necesaria, la buena lectura de libros
teóricos de derecho podrían reforzar aún más la praxis, puesto que la teoría la
pueden llevar a la realidad. Un ejemplo claro sería el de un abogado que a
diario lee libros de argumentación jurídica, entonces, al momento de defender a
su cliente, debido a la lectura, podría incluir alguna técnica de argumentación
en una audiencia y así salir airoso.
4.
Las herramientas tecnológicas y bases de datos
legales permiten acceder rápidamente a la información necesaria sin necesidad
de leer documentos completos.
5.
La cultura laboral en algunos estudios jurídicos
puede valorar más la experiencia (la práctica) y la eficiencia que el estudio,
la investigación y la actualización constante. Actualmente, son pocos los
estudios jurídicos que requieren abogados instruidos, leídos o cultos, pues
entienden que mejor es contar con abogados expertos en casos y procesos gracias
a la praxis jurídica que contar con abogados que solo son «ratones de
biblioteca».
6.
Por último, si no existen incentivos claros para
la lectura continua, como la actualización obligatoria de conocimientos o la
acreditación, es menos probable que los abogados dediquen parte de su tiempo a
leer.
Asimismo, habrá que tener cuidado de dos tipos de abogados:
1.
Los «coleccionistas». Existe un grupo de
abogados que poseen inmensas bibliotecas, pero más conservan esos libros como adornos y no como material
de estudio, puesto que, en algunos casos, ni siquiera los leen.
2.
Los «exhibicionistas». Existe otro grupo de
abogados que por redes sociales suelen tomarse fotos, con una gran sonrisa y en
sus manos muestran un libro de derecho e incluso te explican brevemente en qué
consiste la obra y recomiendan leerla; sin embargo, en el fondo (tras la pantalla),
solo son simples exhibicionistas que solo buscan tener seguidores, amante de
los ‘likes’ o mostrarse como «grandes intelectuales», pero cuando entablas con
ellos un diálogo y le preguntas por alguno de los libros que muestran por sus redes,
solo sonríen y no saben que decir o peor aún, confiesan que solo lo hacen para,
efectivamente, tener seguidores y punto.
No obstante, en honor a la verdad, estos factores no implican que todos los abogados peruanos hayamos dejado de leer, pero pueden influir en la percepción general de una disminución en la lectura profunda y constante. Además, así como Couture dijo «el abogado que no estudia será cada día menos abogado», yo digo, «el abogado que no lee ni investiga, será cada día menos abogado».
Escrito por David Misari Torpoco
Abogado y docente de Redacción Jurídica
9 de julio de 2024
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