315 | Cuando estudiamos redacción jurídica ¿pesa más la forma o el fondo?

 


Al redactar una demanda, denuncia u otro escrito jurídico, algunos abogados suelen sostener que lo más importante es el fondo. Y es cierto que el contenido sustantivo y argumentativo del escrito tiene un peso decisivo en el proceso; sin embargo, no debe olvidarse que la forma también resulta fundamental. El descuido en el uso de la sintaxis, la ortografía (puntuación, mayúsculas y minúsculas, abreviaturas, entre otros aspectos) y la gramática constituye una falta que no debería encontrarse en un profesional del Derecho. Un abogado que escribe con errores formales transmite descuido y resta credibilidad a sus argumentos, incluso cuando estos sean jurídicamente correctos.

En efecto, la solidez de un escrito jurídico no radica únicamente en la pertinencia de las normas invocadas o en la coherencia de la argumentación, sino también en la claridad y precisión de su expresión. La forma adecuada permite que el lector —ya sea juez, fiscal, abogado de la parte contraria o cliente— comprenda el mensaje sin ambigüedades ni confusiones. De este modo, el trabajo del abogado no solo se mide por el conocimiento de la ley, sino también por su capacidad de comunicar eficazmente.

Es por eso que, en la redacción jurídica suele distinguirse entre forma y fondo, porque un escrito o documento legal no solo debe contener argumentos sólidos, sino también cumplir con reglas estructurales, estilísticas y técnicas. Analicemos estos dos aspectos.

1. Redacción de forma

Se refiere a los aspectos externos, técnicos y de presentación del escrito. Tiene que ver con la manera en que se organiza y expone el texto para que sea claro, preciso y cumpla con las normas jurídicas y de estilo. Incluye:

  • Estructura formal: encabezado, destinatario, asunto, exposición, fundamentos, petitorio, firma, anexos, etc.
  • Lenguaje y estilo: uso correcto de la sintaxis, ortografía, puntuación, mayúsculas y minúsculas, siglas, abreviaturas y numeración.
  • Claridad y concisión: evitar circunloquios, redundancias o ambigüedades.
  • Tono adecuado: objetivo, técnico, respetuoso y conforme al registro formal jurídico.
  • Presentación material: márgenes, interlineado, numeración de folios, citas, pie de página, cuadros, índices.

En resumen: la forma asegura que el documento sea ordenado, entendible y válido en su apariencia y presentación. Esta es la razón por la que algunos abogados deberían esforzarse y preocuparse un poco más por estudiar redacción jurídica y lenguaje jurídico (escrito). En nuestro libro de Redacción jurídica (Lex & Iuris, pp. 29 y 100) encontrarás claramente los temas que se aprenden en lenguaje jurídico y redacción jurídica.

2. Redacción de fondo

Se refiere al contenido sustantivo y argumentativo del escrito. Aquí lo esencial es la construcción de las ideas jurídicas y la fuerza de la argumentación. Incluye lo siguiente:

  • Exposición de hechos: narración cronológica, coherente y precisa de los acontecimientos relevantes.
  • Fundamentación jurídica: aplicación de normas legales, doctrina y jurisprudencia pertinentes al caso.
  • Argumentación: desarrollo lógico y persuasivo que vincula los hechos con el derecho.
  • Petitorio o pretensión: lo que se solicita al juez o autoridad, de manera clara y jurídicamente sustentada.
  • Razonabilidad y pertinencia: no basta citar leyes; se requiere justificar por qué y cómo se aplican al caso concreto.

En resumen: el fondo asegura que el documento sea sustantivamente sólido, persuasivo y jurídicamente correcto. Se entiende, que la mayoría de abogados dominan la redacción de fondo, razón por la que, deberían preocuparse más por mejorar o capacitarse en la redacción de forma.

3. Conclusión

  • Forma = cómo se escribe (presentación, estilo, sintaxis, ortografía, corrección).
  • Fondo = qué se escribe (hechos, fundamentos, argumentos, pretensiones).

El equilibrio entre forma y fondo en la redacción jurídica es comparable a la relación entre el contenido de un argumento y el vehículo que lo transporta. El fondo es la sustancia —los hechos y fundamentos legales—, pero la forma es el medio que asegura que esa sustancia llegue con claridad, precisión y fuerza persuasiva al receptor. Un escrito con errores formales puede generar dos problemas graves:

1.      Desconfianza profesional: un juez o autoridad puede interpretar los errores como falta de rigor o descuido en el trabajo.

2.      Riesgo procesal: ciertas incorrecciones de forma (errores en denominaciones, plazos, numeraciones, citas legales, etc.) pueden afectar la validez o eficacia del escrito.

En conclusión, ambos son importantes (uno no está por encima de otro). Un abogado competente debe dominar no solo el qué decir, sino también el cómo decirlo, porque ambos aspectos se complementan y garantizan la calidad del documento jurídico.

Escrito por David Misari Torpoco
Abogado y docente de Redacción Jurídica y Administrativa
24 de agosto de 2025


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